Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 1/Abr/2013]
La Semana Santa ha confluido. Este año han acontecido varios fenómenos políticos en el mundo, de los cuales la elección del primer Papa latinoamericano es el más importante.
Desde que el mundo lo conoció, todos quisimos hurgar en sus antecedentes: ¿cómo vive?, ¿a qué congregación pertenece?, ¿cuáles fueron sus principales hechos como Obispo?
Si algo mostró Jorge Mario Bergoglio fue el espíritu de servicio. Desde Argentina el Cardenal Bergoglio quiso ser un ejemplo para los feligreses, y en Roma ha afianzado esa intención.
Jefes de Estado, obispos y sacerdotes de todo el mundo se sorprenden por los gestos que sirven de guía a los demás. “Si el Papa lo hace, los demás deben imitarlo”, dice el común.
Así pues, si el Papa lava y besa los pies de internos de un penal, nada es indigno. La Iglesia debe ir a la periferia, predicar el Evangelio entre quienes más necesitan la palabra de Dios y el ejemplo de Jesús.
No cabe duda que el Papa Francisco es lo que la Iglesia Católica necesita: un apóstol puesto al lado del débil y de los pobres.
Tal vez, con su ejemplo, mandatarios de todo el mundo busquen congraciarse con el sector más grande del planeta y el más desfavorecido: los explotados.
Ojalá, independientemente de las creencias de cada uno, todos nos sumemos a este movimiento de aproximación a nuestros hermanos. Ojalá Francisco no sólo sea el primer Vicario de Cristo de origen jesuita, sino el primero de una larga cadena de Obispos que retomen el Evangelio al pie de la letra.
La humanidad necesita que la religión no sólo sea fe, sino acción benemérita. El mundo requiere de ejemplos vivos de personas que no teman practicar el servicio a los otros.
Ser cristiano no será únicamente creer en el Salvador, sino en seguir su ejemplo ayudando a los enfermos, a los necesitados, a los pecadores... Es posible.