La actitud del Ayuntamiento tehuano ha provocado cierres carreteros |
Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 30/Mar/2017]
Las imágenes circularon a través de Facebook. Una anciana lloraba frente a la sepultura de sus mayores. Na Georgina es una tehuana auténtica del Barrio Guidxibere, uno de los más aguerridos de la antigua Villa de Guadalcázar. Ella vende chocolate, pepitas de calabaza y flores de guiechaachi en el mercadito que se ubica frente a su domicilio. Cuida de su marido y éste la cuida y acompaña. Ambos forman un hogar amoroso en el que no faltan las risas y las anécdotas del Tehuantepec de antaño.
Na Georgina fue sorprendida con una noticia alarmante: el gobierno municipal, encabezado por Yesenia Nolasco, planeaba “remodelar” los cementerios locales, para lo que tendrían que destruir numerosas sepulturas. No conforme con lo anterior, se pensaban reasignar tumbas de ciudadanos ausentes.
Los informes causaron conmoción entre la gente. Es sabido el culto que los binnizá rendimos a nuestros antepasados; pues los difuntos son el vínculo con la tradición milenaria de nuestro pueblo, y sus sitios de descanso son considerados lugares sagrados. No por nada la nación zapoteca se ha caracterizado desde tiempos inmemoriales por construir suntuosas sepulturas para los personajes destacados.
Aún en Teotihuacan, ciudad prehispánica del centro de México donde existió un barrio zapoteca, los binnizá enterraron a sus muertos a la usanza propia, llenándolos de ofrendas del Dios del Rayo y de otras deidades del panteón za. Monte Albán (Dani Beedxe’-Montaña del Jaguar) en los Valles Centrales conserva numerosas tumbas en la cima y laderas del cerro. Por no hablar de Mitla (Liobá-Cementerio Sagrado), conocido en toda Mesoamérica por ser la puerta hacia el inframundo, construyéndose suntuosos palacios en la entrada de las cavernas.
¿Cómo es posible que a la autoridad municipal perredista de Santo Domingo Tehuantepec se le ocurriera atentar contra lo más sagrado para los zapotecas? ¿Tanto es el desconocimiento de la cultura autóctona?, ¿tanta la ignorancia de los sentimientos más puros de sus ciudadanos?
La sepultura es algo más que un lote de tierra para depositar a un fallecido. Es un espacio que nos vincula con el mundo de los muertos y, por ende, de nuestro devenir. Por algo, antiguamente se sepultaba a los familiares en la habitación central de las viviendas, ésa donde hoy en día conservamos la ‘mesa de santos’ y el ‘dxiiña’ (bulto o baúl sagrado). Donde se pactan los acuerdos familiares, se realizan los matrimonios tradicionales, se cuida al recién nacido o se amarran los compromisos. Práctica que se prohibió a la llegada de los españoles.
Mucha gente de Tehuantepec está indignada con justísima razón. Decenas de personas, que en su momento brindaron el voto a los actuales concejales, se sienten ofendidas por una decisión imprudente.
Ojalá que la administración de este importante municipio istmeño reconsidere su postura y que el proyecto de remodelación, tan necesario en la ciudad, no atente contra la memoria de los tehuanos honorables. Es lo que exige la comunidad.