Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 08/Jul/2013]
Anteriormente las jornadas comiciales eras festivas. La gente de los pueblos y ciudades del Istmo de Tehuantepec esperaba con ansiedad el día de las votaciones, para que su candidato midiera fuerzas con el adversario.
Las cosas han cambiado mucho. Lo constata el hecho de que las personas que antes se identificaban plenamente con algún instituto político, ayer se vieron apáticas y decepcionadas. Las versiones de panistas apoyando a priístas, priístas apoyando a perredistas, desalentaron la participación.
El sábado hubo tensión en Santo Domingo Ingenio. Ayer domingo el foco de conflicto estuvo en Santo Domingo Petapa y en Álvaro Obregón (Agencia Municipal de Juchitán).
Son múltiples factores los que ayudan a explicar este fenómeno. Primeramente el abstencionismo “tradicional”. Sabemos que las elecciones locales no tienen la misma afluencia que aquellas que sirven para elegir al Presidente de la República. Pero en esta ocasión hubo otras razones, como el descrédito en que ha caído la clase política.
Los grupos locales se han olvidado del sentido de su existencia. La mayoría se ha vuelto defensor de intereses malsanos. Ofertan apoyos al mejor postor, con anticipación de los comicios.
La gente no es tonta y se percata de ello. Las triquiñuelas se hacen a vista de todos, lo que provoca que la decepción se vea reflejada en la poca afluencia de votantes a las casillas.
Ningún candidato podrá considerarse vencedor. Hoy todavía no sabemos quiénes serán reconocidos por el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) como diputados locales y alcaldes electos; pero sí estamos conscientes de que sea cuales fueran los resultados, estos personajes no gozarán del apoyo abrumador del pueblo.
Quienes se abstuvieron dejaron en una minoría la decisión de elegir. Lo que no significa que dicha minoría sea representativa, sino que la integra la poca gente que confía (me incluyo) en que la vía electoral es un camino hacia la construcción de buenos gobiernos o, en el peor de los casos, en que nuestro sistema democrático es una posibilidad de obtener un ingreso extra vendiendo el voto (como hizo mucha gente ayer).
Mientras llega el día en que los ciudadanos sin partido puedan participar en las elecciones, los políticos de oficio seguirán haciendo de las suyas. El próximo proceso municipal contará con caras nuevas y propuestas frescas, ya que serán válidas las candidaturas independientes. Mientras tanto, todos tendremos que vigilar a los “ganadores”.