Afganistán y el caos que hereda

Gubidxa Guerrero

Recién finalizada la Conferencia Internacional sobre Afganistán, las agencias noticiosas anuncian los resultantes; y uno de los informes más importantes detalla que el Gobierno afgano deberá hacerse cargo de sus fuerzas armadas para el 2014.

Después de una guerra que está por cumplir una década --desatada con el pretexto de los atentados del 11 de septiembre de 2001-- los países que integran la Organización de Atlántico Norte (OTAN), que junto con los Estados Unidos lideraron la invasión a Afganistán, han decidido abandonar a su suerte al país, cuna del Talibán.

Y es que ante la creciente escalada de violencia en las montañas controladas por los insurgentes, ante la mayor presión internacional y los escasos dividendos generados, las potencias occidentales han decidido replegarse. El costo por la guerra asciende a varios cientos de millones de dólares a la semana, y aunque este país es sumamente rico, el caos imperante hace imposible cualquier aprovechamiento de los recursos minerales con que cuenta.

A pesar de que Barack Obama prometiera durante su campaña presidencial que se centraría a luchar en Afganistán, buscando una retirada ordenada de Irak, al parecer también tendrá que abandonar la primera nación.

Ahora, bajo una aparente negociación en la que participaron cuarenta ministros de relaciones exteriores de igual número de países, la OTAN pretende esconder su fracaso. Esta vez, han cantado victoria y han puesto fecha para su retiro y hasta han advertido a los afganos de que deberán hacerse cargo de su seguridad.

Los especialistas reconocen la oportunidad que tendrá el Talibán para recuperar el poder, una vez que los norteamericanos y europeos se hayan marchado. Los fundamentalistas islámicos nuevamente se preparan para un encumbramiento. Las cosas regresarán a como estaban el 11 de septiembre de 2001.


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Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 21/Jul/2010.