Las FARC y el terrorismo

Gubidxa Guerrero

“Lo ocurrido en la madrugada del 22 de septiembre […] no fue un combate, sino un vil asesinato, una masacre”, reza parte del comunicado fechado el 8 de octubre, y firmado por la guerrilla más antigua de nuestro continente: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Hace tres semanas, uno de los personajes más importantes de dicho movimiento fue abatido por el Ejército Colombiano en las selvas de La Macarena.

Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, murió bajo las bombas de última generación arrojadas por una treintena de aviones y veintisiete helicópteros. Dicho Comandante insurgente estaba considerado como el hombre más importante de las FARC, aunque formalmente sólo era uno más de los siete integrantes del Secretariado, la cúpula política y militar de dicha guerrilla.

Jorge Briceño fue causante de cientos de batallas y actos considerados terroristas. Muchos individuos murieron bajo sus subordinados, e incontables daños materiales provocaron sus órdenes. 

Las FARC, además de ser la guerrilla más antigua del continente, es la que más potencia de fuego tiene. Es, igualmente, la más polémica, al grado de que hasta el mismo Fidel Castro ha criticado sus métodos. Sin negarles un carácter revolucionario, el líder cubano ha dicho que no comparte las tácticas insurgentes colombianas como, por ejemplo, tener regados por la selva a sus prisioneros de guerra (o como dirían las voces gubernamentales: tener gente secuestrada).

Lo que es innegable es que las FARC son actores de primer nivel en el concierto internacional, pues además de poner en jaque al país sudamericano, controlan y regulan buena parte de la producción de cocaína que es enviada a los Estados Unidos de Norteamérica (al punto de que varios narcotraficantes mexicanos tienen acuerdos con los señalados guerrilleros).

Por eso nos debe importar lo que suceda en Colombia; porque de alguna manera estamos relacionados. En estos tempos todo está vinculado. Habrá a quienes interese el tema por razones políticas (pues las FARC enarbolan una bandera de socialismo y lucha de clases), a otros por razones de seguridad nacional (por la citada relación con los cárteles mexicanos), y a algunos más por razones geoestratégicas (en este conflicto participan activamente --como intermediarios o contrarios-- países como Israel, USA, Venezuela, Cuba y Ecuador). Las FARC, pues, son más importantes de lo que solemos pensar a primera vista. 

Y regresamos al comienzo de nuestro artículo. Las FARC acusan al nuevo Gobierno de  ejecutar de forma precisa, pero brutal, a uno de sus líderes. Llaman “vil asesinato”, “masacre” a lo acontecido hace tres semanas en la selva; cuando ellos mismos (las FARC), han empleado estos métodos en su lucha por tomar el poder. Las FARC deben comprender que esta guerra es a muerte, y el Gobierno debe saber, igualmente, que después de los golpes que ha dado a la guerrilla, ésta responderá de forma más brutal. La deshumanización de las partes beligerantes es la constante. ¿Lo mismo que está ocurriendo en México? Ojalá no nos convirtamos en un reflejo.



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Texto publicado en Enfoque Diario el miércoles 13/Oct/2010.