Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 01/Ago/2013]
Más de la mitad de los mexicanos recuerdan perfectamente la crisis económica que inició en diciembre de 1994, días después de que Carlos Salinas de Gortari dejara la Presidencia de la República.
En unos cuantos días las esperanzas de millones de personas se esfumaron estrepitosamente. De pronto, Carlos Salinas se convirtió en el hombre más repudiado de nuestro país, y la exigencia de justicia para con el expresidente fue clamor popular por muchos años.
Ernesto Zedillo Ponce de León tuvo que lidiar con los errores de su antecesor. Su primer año de gobierno fue duro. 1995 fue uno de los años más difíciles para casi todas las familias mexicanas. La inflación se fue a las nubes y los ahorros de miles de personas desaparecieron.
Quizá para calmar a la opinión pública, tal vez por un sentimiento genuino de justicia, Zedillo autorizó que se procesara al hermano del expresidente. Así fue como en 1996 Raúl Salinas de Gortari fue encarcelado, sus bienes confiscados, y le fueron congeladas numerosas cuentas bancarias en el país y en el extranjero. Todas las triquiñuelas de quien pasó a conocerse como el “hermano incómodo” se hicieron evidentes.
Raúl Salinas pasó varios años en prisión. Carlos atribuía el encarcelamiento de su pariente directo a una venganza de Ernesto Zedillo. Los políticos cercanos afirmaban que Raúl era simple “chivo expiatorio” en la gran política nacional. Pero el asunto estaba más que claro.
Sin embargo, la vida da muchas vueltas y la familia Salinas ha vuelto a tomar las riendas del poder. Primero, Raúl Salinas fue puesto en libertad, luego de pasar varios años en presidio cumpliendo parcialmente su condena, hecho que causó indignación en buena parte de la sociedad.
Pero ahora es el colmo: Raúl Salinas fue exonerado del delito de enriquecimiento ilícito por un juez federal. Carlos López Cruz, juez treceavo de distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal, determinó que Raúl Salinas no es responsable de la comisión de dicho delito, y resolvió que deben devolvérseles los bienes que le fueron asegurados el 2 de abril de 1996.
Ahora resulta que el “hermano incómodo” se hizo legítimamente de una fortuna de más de doscientos millones de pesos. Ahora resulta que los 24 inmuebles que deberán regresársele en el Distrito Federal se compraron con recursos ganados con el sudor de la frente.
Los detractores de Enrique Peña Nieto afirmaban que con éste regresaría Carlos Salinas a Los Pinos. Estos hechos parecen demostrarlo. Falta ver en qué acaba el asunto, pues una apelación está pendiente…