Hamas y Fatah: Resistencia y traición en Palestina

Gubidxa Guerrero

Hace algunos días un combatiente palestino dijo: “Esta es la segunda liberación de la Franja de Gaza, esta vez de la partida de traidores y ladrones de Al Fatah”. 

Palestina se halla al borde de una guerra civil entre dos organizaciones que aparentemente buscan un mismo fin. Pero, ¿de dónde viene la enemistad entre Hamas y Al Fatah? ¿Qué ha obligado a Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Nacional Palestina,  a desconocer a su Primer Ministro y el 'Gabinete de Unidad' y a formar un nuevo gobierno?  

A pesar de que para 1914 los judíos en Palestina no alcanzaban los doscientos mil habitantes la ONU les concedió, algunas décadas después, el derecho de formar un país independiente. El Estado de Israel nació a costa de los territorios árabes usurpados, y es de sobra conocido el uso sistemático de la violencia para apropiarse de las ciudades y bienes de la población originaria

Desde 1948, año de la fundación de Israel, más de dos terceras partes de la población árabe en Palestina ha sido expulsada y confinada a pequeños espacios (Cisjordania y la Franja de Gaza) donde reinan la miseria, la violencia y la humillación de parte del ejército ocupante. Con el pretexto del Holocausto nazi y de algunos mitos fundacionales (como el que los judíos son dueños de Palestina porque así les fue “prometido” por su Dios) este país ha justificado la situación que impera hasta el día de hoy.

Los árabes que fueron expulsados por cientos de miles de su tierra comenzaron a organizar la resistencia ante el enemigo sionista. Al Fatah, organización fundada por Yasser Arafat a fines de los cincuentas y adherida a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fue pionera de la lucha contra la ocupación israelí. Calificada de extremista, esta agrupación político-militar ayudó de distintas maneras a crear la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en 1993, lo que dotó de relativa autonomía a los territorios ocupados. 

Hamas (“Movimiento de Resistencia Islámica”), fundado en 1988 como consecuencia de la revuelta popular palestina conocida como Intifada (en árabe “levantamiento”), desde su comienzo marcó sus diferencias con Fatah; pues mientras los últimos se habían resignado a conseguir sus objetivos por vía de negociación, Hamas consideraba que sólo con la lucha nacional, los musulmanes recuperarían los derechos perdidos ante los israelíes y lograrían fundar el Estado Palestino

A pesar de que Al Fatah contaba con el dirigente más respetado y tenía más años y experiencia, pronto fue objeto de críticas. Las acusaciones de corrupción contra los funcionarios de la ANP se generalizaron, y no era poca la gente indignada por la manera en que se usaban los recursos recibidos como ayuda internacional para el gobierno autónomo palestino. Ante esta situación y frente a la permanente agresión del ejército israelí contra los territorios palestinos, Hamas decidió proseguir con la resistencia armada.

Después de la muerte de Yasser Arafat, líder histórico del pueblo palestino y de Al Fatah, se convocó a elecciones para renovar el Poder Legislativo, y Hamas decidió participar en ellas. El mundo vio con sorpresa e indignación cómo una organización “terrorista” se preparaba a participar en un ejercicio democrático. Pero el asombro fue mayúsculo cuando a principios de 2006 Hamas resultó victorioso. Numerosos analistas señalaron que la clave de la victoria de este movimiento era la honradez sin tacha que habían mostrado a lo largo de los años y la preocupación sincera por mejorar las condiciones de vida de los habitantes, porque además de ser un grupo guerrillero de la resistencia habían construido hospitales, escuelas, y brindaban servicios gratuitos a la población sin poner condiciones de ningún tipo.

Si bien Hamas ganaba la mayoría de diputados y la cartera de Primer Ministro para su Movimiento, la Presidencia continuaba en manos del sucesor de Arafat perteneciente a  Al Fatah. Pese a ello, la Unión Europea y los Estados Unidos condenaron los resultados y decidieron retirar el apoyo y negar el reconocimiento al nuevo Gobierno, además de fomentar todo tipo de acciones tendientes a derrocar al gobierno democráticamente electo de Hamas. 

Los sionistas bloquearon herméticamente los territorios palestinos y congelaron la transacción de recursos económicos que pertenecían a los árabes; numerosos jerarcas del nuevo gobierno pertenecientes a Hamas fueron –y continúan– encarcelados por los israelíes; se perpetraron incesantes ataques contra la población civil por “no haber sabido votar” y se agravaron los niveles de miseria, inseguridad y hacinamiento

Hamas fue asediado por todos los frentes, pero Hamas se mantuvo en pie. Después, ahondaron las discrepancias entre las dos principales organizaciones palestinas y hace tres meses ambas conformaron un 'Gobierno de Unidad' para intentar superarlas. Pero esto fue insuficiente, ya que, a fines de mayo, la situación empeoró por los enfrentamientos callejeros entre las facciones armadas, que han dejado numerosas víctimas. 
Hace apenas unos días el conflicto interpalestino se convirtió en una auténtica insurrección. Los milicianos de Hamas en la Franja de Gaza (que cuenta con aproximadamente un millón cuatrocientas mil almas) combatieron y derrotaron completamente a las Fuerzas de Seguridad leales al Presidente Mahmoud Abbas y Al Fatah. Éste reaccionó disolviendo el 'Gobierno de Unidad' y desconociendo a Hamas y a sus guardias. 

Palestina vive hoy una fuerte crisis interna que la ha dejado literalmente dividida, pues mientras Cisjordania sigue bajo el dominio de la autoridad “legal”, la Franja de Gaza está totalmente controlada por Hamas y su gobierno “legítimo”. El Primer Ministro ha rechazado su destitución y ha llamado a la unidad. 

Los dirigentes israelíes que hace meses miraban con satisfacción cómo se mataban los palestinos entre sí, se horrorizan hoy ante la indiscutible victoria militar de Hamas en la Franja de Gaza. Es evidente la simpatía de que goza entre la población más humilde por haber sabido resistir y por su voluntad de construir una patria para los palestinos. Pero, ¿sabrá Hamas mantener las posiciones conquistadas?

Esta semana, en Egipto, el autodenominado Estado judío prometió liberar a 250 prisioneros de Al Fatah como “gesto de buena voluntad”. Lo demás fue retórica. 

Israel y los Estados Unidos han declarado su completo respaldo a las acciones de Mahmoud Abbas. El aplauso de los enemigos más grandes del pueblo palestino a Al Fatah resulta sospechoso. Reza un dicho: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. ¿Se estará convirtiendo Abbas en verdugo de su propio pueblo? 

Hamas, pese a todas las provocaciones recibidas, continúa dispuesto a dialogar; pero ha recalcado que no permitirá que se siga traicionando, robando y humillando al pueblo palestino. Quizás haya comprendido que con Israel sólo se negocia sin agachar la cabeza

Ya veremos en los próximos meses qué camino elegirán los oprimidos de Palestina: si el de la resistencia o el de la traición y corrupción. 


Escrito el 3 de noviembre de 2007


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Texto publicado en El Sur, Diario Independiente del Istmo el 4/Jul/2008.