El campesino y su carreta

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Gubidxa Guerrero


Los niños tienen la rara cualidad de ver el mundo maravillosamente. Lo que a ojos de un adulto es una simple puesta de sol, para un niño puede ser una conflagración de estrellas o el repentino cierre de un portal a otra dimensión.
Cuando era pequeño, Máximo Jiménez solía esperar frente a su casa el recorrido de las carretas de los campesinos que regresaban al pueblo. Como vivía en la zona sur, justo por donde los labradores se adentran a los inmensos terrenos comunales, Máximo podía darse el gusto de oír chillar las ruedas forradas con hierro jaladas por grandes toros cebú. Entonces se acercaba presurosamente a ellas para brincar sobre las tablas de la parte posterior.

La rebelión de los doctores

Foto: Jacciel Morales
Gubidxa Guerrero

Los expertos en el tema asocian las insurrecciones a los conflictos por la tierra. De hecho, en el pueblo de Juchitán casi todos los líderes rebeldes fueron hijos de gente humilde, mayoritariamente campesinos. Lo que cambió desde 1911, cuando el Licenciado José F. Gómez dirigió la rebelión que exigía la autonomía istmeña, misma que pagó con la vida. En 1919 se levantó en armas el joven cazador Heliodoro Charis Castro, proclamando el Plan de San Vicente. En otro momento nos hemos referido a este personaje y a los hechos que le dieron fama.