Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el miércoles 15/Oct/2014]
Si esto no hubiese pasado antes, podríamos relacionarlo exclusivamente con la condenable matanza de normalistas perpetrada la noche del 26 al 27 de septiembre. Por desgracia, esto sucede muy seguido en el Estado de Guerrero: estudiantes y “luchadores sociales” destrozan, golpean, incendian, bloquean, amenazan... Sé que es políticamente incorrecto escribir al respecto. Es muy probable que muchos lectores se sientan tentados a justificar los hechos de violencia diciendo que son “consecuencia de”. La verdad la conocen los ciudadanos que desde hace años padecen el vandalismo disfrazado de protesta.
La quema del Palacio de Gobierno en la capital guerrerense daña, en todos los sentidos, al movimiento de estudiantes y de padres de familia de la Normal de Ayotzinapa. Estas acciones únicamente desvirtúan su causa. Me parece una torpeza que restará apoyos en momentos que una inmensa mayoría de la opinión pública se había solidarizado con el dolor de las familias de los desaparecidos.
Si algo ha dado pretextos al Estado Mexicano para criminalizar la protesta, son este tipo de acciones. La violencia absurda siempre ha servido a los intereses del gobierno. En muchos países les llaman “provocadores”, porque se sabe que propician una situación de represión. En México sencillamente los justificamos, se hagan llamar normalistas, maestros de la CNTE o anarquistas. Esta clase de violencia es torpe, es estúpida.
Trato de entender el dolor de los padres de familia. Les mentiría si les dijera que me pongo en su lugar, pues para estar realmente en su situación necesitaría haber perdido a un hijo, a un hermano o a un familiar directo en los hechos de Iguala. Pero no es así. Por lo mismo hago evidente la sinrazón de los hechos vandálicos. La violencia irracional favorece a los detractores y a quienes desde el gobierno estatal y federal no desean que se les haga justicia.
De la noche a la mañana las víctimas pasaron a ser agresores. Eso logra la “magia” de la televisión. La sociedad mexicana es sensible al dolor de mujeres embarazadas y ancianos atrapados en los edificios públicos incendiados y de los que, afortunadamente, alcanzaron a salir.
La quema de edificios públicos en Chilpancingo, realizada este lunes 13 de octubre, restará fuerza al legítimo reclamo por la matanza de finales de septiembre. Tal como pasó en Oaxaca en 2006. La ciudadanía poco a poco dejará de apoyar a quienes muestran la peor cara de la mal llamada lucha social. Lástima.