Gubidxa Guerrero
Rusia no está aislada. La prueba más significativa de ello lo dan los acontecimientos en Pekín, capital de la República Popular China. Allí los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping --ruso y chino respectivamente--, firmaron “el mayor acuerdo en la historia del sector, tanto de Rusia como de la URSS", enfatizó Putin.
Mientras Estados Unidos y sus socios europeos se empantanan en su intento por aislar a la Federación Rusa, debido a los recientes acontecimientos en Ucrania, la antigua URSS busca hábilmente nuevos socios comerciales.
China, por su parte, ha aprovechado la disputa entre las grandes potencias, para signar el acuerdo comercial más importante de todos los tiempos, que suministrará gas a su país por treinta años.
Lo anterior resulta una tremenda bofetada a Estados Unidos pero, sobre todo, a sus aliados europeos, que dependen en gran medida de los energéticos que les provee Rusia.
Pareciera que las cosas no han salido bien a quienes quisieron debilitar a los ex soviéticos. Primero, apoyaron a los grupos derechistas de Ucrania, con el fin de debilitar la influencia rusa en esa nación. Pero la radicalización de los manifestantes, terminó derrocando al gobierno pro ruso, lo que obligó a Putin a realizar una audaz maniobra: independizar Crimea, para anexionarla a Rusia, y promover las consultas separatistas en el Este de Ucrania.
Lo anterior dejó perplejo a las potencias occidentales, que en un intento desesperado, dispusieron sanciones económicas a los rusos. En respuesta, Vladimir Putin ha concretado un acuerdo, cuyas negociaciones habían demorado diez años, por el cual su país surtirá gas al gigante asiático. Según el contrato entre las empresas estatales --la rusa Gazprom y la china CNPC--, los rusos suministrarán 38,000 millones de metros cúbicos anuales de gas durante tres décadas.
Pero la importancia de acuerdo rubricado por los mandatarios no solamente es comercial, sino política. Así lo dejó ver el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal rusa, Alexéi Pushkov, al escribir en su cuenta de Twitter: “Este contrato gasístico con China para 30 años tiene un papel estratégico. Barack Obama debe renunciar a la política de aislamiento de Rusia: no funciona”.
Falta esperar la reacción de EE.UU., que no se quedará de brazos cruzados ante la alianza de estas dos potencias. ¿Qué as guardará bajo la manga? ¿Qué medida extrema podrá tomar? Barack Obama tiene dos caminos: reaccionar torpemente, aumentando la escalada que podría seguir fortaleciendo a Rusia; o aprender la lección de que el mundo es multipolar.
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Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 22/May/2014.