Gubidxa Guerrero
[Texto publicado en Enfoque Diario, el lunes 31/Mar/2014]
Los tres primeros meses de gobierno en Juchitán no han sido precisamente los mejores. Saúl Vicente asumió el cargo en una conflictiva ciudad inundada de mototaxis, con muchos grupos políticos disputándose pequeños cotos de poder, y con un escenario nada prometedor en las agencias municipales.
Cuando tomó posesión, existía una población en conflicto: Álvaro Obregón. A las pocas semanas eran tres: la antedicha, Playa Vicente y La Ventosa.
Uno de los temas delicados que ha tocado sortear la actual administración es el de la Asamblea Comunitaria de Álvaro Obregón (ACAO), misma que logró la cancelación del proyecto eólico de Mareña Renovables el año pasado, y que en el presente se haya desconocida por el ayuntamiento juchiteco.
Hace algunas semanas, cuando el municipio se empecinó en realizar comicios donde claramente no existían condiciones para ello, se suscitaron hechos violentos que enrarecieron más el escenario político.
La labor de los medios informativos ha sido crucial para mantener a la opinión pública alerta. Los reporteros de distintos periódicos y/o agencias noticiosas han estado en el lugar de los hechos arriesgando la integridad física, como aconteció en La Ventosa, cuando varios compañeros fueron agredidos impunemente.
Diana Manzo es una de las comunicadoras más destacadas en el medio periodístico istmeño. Corresponsal de La Jornada, reportera de El Imparcial del Istmo y de Página3 ha cubierto distintos episodios en Álvaro Obregón.
Días atrás publicó una nota en la que daba voz a las quejas de la ACAO. Sin dar por buena la versión de los entrevistados, ella cumplió impecablemente con su labor informativa. Citó textualmente, refirió a los lectores que una persona había sido agredida y que ésta y el grupo del que formaba parte responsabilizaban al edil juchiteco y a sus operadores políticos. Jamás dijo que sus entrevistados tuvieran razón. Simplemente refirió la versión de ellos, para que la opinión pública la contrastara con otras y tuviera más elementos de juicio. [Aquí la nota: Denuncian zapotecas intento de linchamiento de campesino en ejido Zapata].
Desafortunadamente la nota anterior sirvió de pasto para la descalificación. En lugar de aportar argumentos con qué responder a los miembros de la Asamblea Comunitaria de Álvaro Obregón, desde la Dirección de Comunicación Social de Juchitán se mandó un comunicado a manera de desmentido ¡en contra de la periodista Diana Manzo!
Con dinero público se pagó la inserción de un texto que pone en tela de juicio el profesionalismo de la reconocida comunicadora. Entre otras cosas se dice: “Al respecto la autoridad municipal de este municipio expresó que le preocupa la posición de periodistas de esta naturaleza, y de medios prestigiados como EL IMPARCIAL”. Sería bueno saber a quién o a quiénes se refiere el documento al hablar de la “autoridad municipal”; si al ciudadano presidente, Saúl Vicente, o a todo el Cabildo, compuesto por más de diez concejales. [Comunicado completo: Falsas acusaciones sobre la autoridad de Juchitán, Oaxaca].
Lo que sea; es preocupante que se busque desprestigiar a ciertos informadores tan sólo por permitir que los sectores marginados hagan escuchar su voz. Parece que no es más que un intento de intimidar; de demostrar a los periodistas que no son inmunes a las infamias.
“Matar al mensajero” no resolverá ningún problema en esta caótica ciudad. Antes bien, es signo del más retrógrado autoritarismo.