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La batalla final entre el sionismo y el Eje de la Resistencia Islámica

Gubidxa Guerrero Luis

Hace un par de meses, después del asesinato en Teherán de Ismail Haniyeh, Primer Ministro del gobierno de Hamas en la Franja de Gaza, y de Seyed Fuad Shukr, alto comandante de Hezbolá, en Beirut, advertí que se avecinaba una Guerra Total en Asia Occidental

Mucho se ha elevado el nivel de la confrontación desde entonces. El domingo 25 de agosto de 2024, el ‘Partido de Dios’ respondió al asesinato de su comandante atacando la Base Glilot, una sede de inteligencia israelí, que incluye la Unidad 8200, a poca distancia de Tel Aviv, en una operación que denominó ‘Día de Arbaín’, porque coincidió con los ‘cuarenta días’ del martirio del Imam Hussein, nieto del Profeta Muhammad; golpe que causó más de veinte muertes, según aceptó el gobierno de Netanyahu varios días después. En el discurso alusivo, el Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrralá, expresó contundente: “No abandonaremos a Gaza, su pueblo, Palestina y los lugares sagrados de la nación en Palestina, independientemente de las circunstancias, los desafíos y los sacrificios”

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) elevaron la apuesta asestando un duro golpe a las capacidades de la Resistencia libanesa el martes 17 de septiembre, cuando hicieron estallar aproximadamente cuatro mil buscapersonas (‘Beepers’), principalmente en Beitut, capital de Líbano, mutilando a cientos de integrantes de Hezbolá, matando a decenas, incluyendo varios civiles, porque las explosiones se dieron mientras los portadores realizaban tareas cotidianas, en mercados, autobuses y otros contextos civiles. 

Después del atentado, considerado ‘terrorismo de Estado’ por especialistas, se exigió al liderazgo de Hezbolá que detuviera su apoyo al pueblo palestino en Gaza. “El martes recibimos mensajes a través de canales oficiales y no oficiales recomendando el cese del apoyo a Gaza y los disparos desde el sur del Líbano. Se nos ha informado a través de canales oficiales y no oficiales de amenazas de nuevos ataques si no detenemos nuestras operaciones en el sur del Líbano”, declaró Nasrralá. 

El miércoles 18 de septiembre, la inteligencia israelí hizo estallar casi mil walkie-talkies de la Resistencia libanesa, lo que provocó más caos y daños a los milicianos y a la población civil. La respuesta de Hezbolá fue expresada por su Secretario General, un día después, al decir que no había manera de que “dejemos de apoyar a Gaza. Nuestra respuesta, en nombre de los mártires y los heridos, es que el frente libanés no se detendrá hasta que cese la agresión contra Gaza, cualesquiera que sean los sacrificios, las consecuencias, las circunstancias y los horizontes. La Resistencia en el Líbano no dejará de apoyar a Gaza, Cisjordania y al oprimido pueblo palestino. Por tanto, el enemigo no logró su objetivo”

A los atentados antedichos, siguieron inclementes ataques aéreos contra supuestas bases de lanzamientos y edificios civiles, que costaron la vida de cientos de libaneses. La población, por decenas de miles, comenzó un largo éxodo. La violencia provocó más víctimas que la Guerra de 2006 entre la guerrilla y el ejército israelí. Sin embargo, la Resistencia continuó con sus ataques regulares contra el norte de Israel, que aumentaron en distancia y cantidad

El viernes 27 de septiembre de 2024, Seyed Hassan Nasrralá, Secretario General de Hezbolá, fue asesinado, junto con varios dirigentes --entre ellos el comandante adjunto de operaciones de la Fuerza Revolucionaria Quds de Irán, Abás Nilforushan--, mediante toneladas de explosivos lanzados por aviones israelíes que destruyeron varios edificios al sur de la capital libanesa y provocaron la muerte de cientos de inocentes. La muerte de Nasrralá conmocionó al mundo, pues durante más de treinta años estuvo al frente del ‘Partido de Dios’, siendo considerado el artífice de sus victorias, especialmente la de 2006. Cabe mencionar que el líder había advertido el 25 de agosto: “Este bastardo, Israel, hijo del bastardo EEUU, me ha puesto entre ser asesinado o aceptar la humillación. Elegiré el martirio”

No obstante, la Resistencia Islámica de Líbano continuó con sus ataques, todavía más mortíferos y extendidos, pues como dijo Seyed Hassan Nasralá el jueves 19 de septiembre, en el que sería su último discurso: “El enemigo también pretendía destruir la estructura de la Resistencia, atacar los sistemas de mando y control, atacar a tantos líderes como fuera posible y crear caos y debilitar nuestra estructura, y esto nunca sucedió. No hubo debilidad en la estructura de la Resistencia, ni siquiera por un solo momento, y estábamos listos en el frente para cualquier escenario, y eso no nos hizo temblar. Nuestra estructura en términos de fuerza, solidez, equipamiento, personal y cohesión no puede verse sacudida por un crimen importante de esta magnitud. El enemigo debe comprender que es imposible dañar nuestra estructura, nuestra determinación y nuestra voluntad. Es tonto y estúpido y no comprende la profundidad moral de nuestro entorno”. Ante la firmeza de Hezbolá, el gobierno de Benjamín Netanyahu anunció los planes para un ataque terrestre. 

Como respuesta a los golpes recibidos, especialmente los asesinatos de Haniyeh y Nasrralá, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (CGRI) lanzó el martes primero de octubre casi doscientos misiles hipersónicos contra Israel, impactando tres bases aéreas, así como la sede del Mossad en Tel Aviv. Las escenas fueron vistas en tiempo real por millones de personas que siguen el conflicto. Las explosiones fueron considerables. Los misiles, que tardaron menos de doce minutos en viajar de Irán a Israel, tuvieron más del ochenta por ciento de efectividad, superando las defensas antiaéreas israelíes, estadounidenses, jordanas y de otros aliados sionistas. La conmoción fue mayúscula. Los daños cuantiosos. El gobierno de la República Islámica de Irán declaró que, en caso de una respuesta israelí, Irán golpeará con mucha mayor fuerza, esta vez a la infraestructura crítica de Israel.

Después de atacar cientos de objetivos con los aviones más modernos, y ante la negativa de Hezbolá de abandonar al pueblo palestino, Israel comenzó su anunciada invasión terrestre, aunque “limitada”, lo que la Resistencia ha esperado por años. Al respecto, en su último discurso, Seyed Hassan Nasrralá, expresó: “En cuanto a la descabellada propuesta del comandante de la Región Norte de establecer una zona de seguridad en el sur del Líbano, esperamos que lo implementen y lo consideramos una oportunidad histórica que tendrá efectos importantes en la batalla. Cuando sus tanques vengan a nosotros, serán bienvenidos y veremos esta amenaza como una oportunidad histórica a la que aspiramos. La resistencia en 1978, y luego la resistencia con todas sus facciones en 1982, se centró en la liberación de la franja fronteriza en el sur del Líbano. Si el enemigo establece allí una zona segura, debe saber que se convertirá en una trampa, un atolladero y una emboscada, y se enfrentará a un castigo severo”.

Más de treinta soldados sionistas han caído en los intentos de penetración terrestre, en menos de 72 horas. Seis tanques Merkava han sido destruidos junto con sus tripulaciones. Los ataques de la Resistencia contra bases militares, concentraciones de tropas y asentamientos del norte de Israel, van en aumento. Inclusive, se habla de incursiones de la Resistencia desde el Líbano, por lo que me gustaría finalizar con un fragmento del discurso de Nasrralá, el pasado 25 de agosto, ‘Día de Arbaín’: “El enemigo debe comprender y prestar atención a la naturaleza del Líbano y a los cambios estratégicos. El Líbano ya no es débil y ya no puede ser ocupado con una banda de música. Quizás llegue el día en que seamos nosotros el que te invadamos con una banda de música. Si Dios quiere”



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Texto publicado en Cortamortaja el sábado 05 de octubre de 2024. Se autoriza la reproducción siempre que se cite al autor. 



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