Páginas

Guidxizá y la tradición literaria zapoteca

Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el sábado 08/Mar/2014]

La literatura en leguas indígenas no puede entenderse sin el referente de la etnia zapoteca. Desde 1935 Andrés Henestrosa y una pléyade de escritores istmeños iniciaron un proyecto editorial que marcaría el devenir de la cultura de los pueblos de origen binnizá.

Neza, que significa camino, se llamó esta revista periódica. Comenzó a publicarse hace casi 80 años y comenzó a configurar la incipiente literatura zapoteca. En ella vieron la luz por vez primera los textos de Gabriel López Chiñas y de su hermano el Capitán Jeremías. También escribieron en sus páginas personajes como Enrique Liékens y Francisco Javier Sánchez Valdivieso, mejor conocido como Pancho Nácar. 

Desde Neza se creó la Academia de la Lengua Zapoteca, proyecto inédito, que pretendía dotar de carácter científico, al conocimiento a nuestro propio idioma. Si no conocemos Neza, poco podremos entender el camino tortuoso que han recorrido nuestras letras. 
Cinco años después de Neza, llegaría El Istmo, que sin ser una publicación estrictamente literaria, cumplía con el objetivo de congregar y divulgar la historia, el arte y las letras de los zapotecas istmeños. Luego vino Diidxa’ de efímera vida en la década de los cincuentas.

Cuando parecía que la vitalidad intelectual binnizá se apagaba, surgió Neza Cubi (‘Camino nuevo’), modesto proyecto de revista cultural que tuvo como Director al célebre Macario Matus, y como Jefe de Redacción a Víctor de la Cruz, quien hoy es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Esto sucedió en 1967, hace 45 años.

En Neza Cubi vieron la luz las viñetas de un joven pintor juchiteco llamado Francisco Toledo, quien se encontraba en París iniciando una meteórica carrera artística, que lo convertiría en uno de los más grandes pintores de México. 

Luego de 14 números, Neza Cubi se apagó. Pero pocos años después (en 1973), iniciaría la revista Guchachi reza’, que dirigiera Víctor de la Cruz y que apoyara tan decididamente Francisco Toledo. Esta publicación de casi 60 números no ha podido ser igualada.

Hoy, sin embargo, la Revista Guidxizá, publicación cultural de Comité Melendre, lleva 17 números desde 2004 hasta la actualidad. Cada vez mejora en calidad y colaboradores; cada vez se acerca más a sus dos grandes referentes literarios: Neza y Guchachi’ reza. Guidxizá, la revista, es un esfuerzo persistente ajeno a las instancias gubernamentales; Guidxizá es la materialización de esta voluntad perseverante que tiene nuestra etnia, yendo más allá de donde los límites autoimpuestos lo fijan. 

Pero Guidxizá nunca ha pretendido expresar el sentir exclusivo de nuestras raíces. Ella se abre al mundo, para retroalimentarse. Por eso tal vez no peque de espíritu provinciano en sus páginas, sino que camine con el propósito de universalidad, sin dejar de ser lo  que somos.

El francés no necesita negar su identidad para proyectarse al mundo, como tampoco lo requiere el alemán o el ruso. ¿Por qué un zapoteca tendría que negar su carga identitaria para ser uno más con los ciudadanos del orbe? Asumirse binnizá no suma ni resta, únicamente define.  

Sigamos apostando y apoyando los esfuerzos editoriales propios, porque en la cultura y las artes está el cimiento de la transformación de nuestros pueblos.