Páginas

La otra cara de la moneda: Oaxaca

Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el mates 24/Dic/2013]

En la última entrega de esta columna mencionábamos la excesiva publicidad del gobernador chiapaneco, Manuel Velasco Coello, para promocionar sus “logros”. Es, dijimos, demasiado pronto para aparecer en otras Entidades que no son la suya propia, pues ¿qué le hace pensar que un capitalino estará feliz de saber lo que hace el mandatario del Estado fronterizo más pobre?

Pero si algo debemos reconocer al novio de Anahí es su voluntad de proyectar al vecino Estado de Chiapas, y con él a su propia persona. Cosa contraria con nuestro titular del Ejecutivo local, Gabino Cué Monteagudo, quien parece no esforzarse mucho en hundir la imagen de la bella Entidad que tiene a mal gobernar.

Desde el mes de agosto no hay medio importante que no cuestione de manera directa y abierta la actitud del mandatario estatal, que parece estar a merced de las decisiones de la dirigencia magisterial de la Sección 22, perteneciente al Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE). 

Gabino Cué no sólo ha sido desafortunado en sus respuestas ―como aquella famosa entrevista ante Carlos Loret de Mola, en cadena nacional, donde se dedicó a lavarse las manos de la ingobernabilidad en su Estado y a justificar la actitud de los docentes que desquiciaban periódicamente las vialidades del Distrito Federal― sino que ha mostrado una actitud indolente al no ejercer la autoridad de la que está investido.
Por puro milagro no ha habido ningún muerto durante la “recuperación” de escuelas en diversas regiones de la Entidad, en las que el gobierno estatal únicamente ha fungido como mero espectador ante los enfrentamientos con piedras, cohetones e, inclusive, armas de fuego. ¿Se imaginan si una bala perdida hubiese matado a un padre de familia?

La alternancia se fue al caño. La esperanza de millones de habitantes fue traicionada por Cué Monteagudo en aras de quedar bien con los grupos de poder que lo apoyaron en su búsqueda de la gubernatura. ¿Y los niños?, ¿y la gobernabilidad?, ¿y la paz y el orden? Solamente en los discursos de uno de los mandatarios más incapaces de la historia.