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Opinión: Morena y Concertación

Morena y Concertación Mexicana serán los
nuevos partidos del escenario político naciona


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el miércoles 16/Ene/2013]

En algún momento de la historia reciente de México se pensó que el escenario político sería bipartidista. Ciertos personajes veían con benevolencia que en las boletas electorales sólo contaran el PRI y el PAN. Es decir, una lucha entre el centro-derecha y la derecha a secas.
     El PRD perdió mucho de su empuje al finalizar el siglo veinte. El liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas iba mermando, a la vez que el PAN se consolidaba como principal núcleo de oposición al priísmo tradicional. 
     En 2000 pareció conseguirse el objetivo, pues el PRI fue derrotado en las urnas por Vicente Fox Quesada. Entonces se creyó que la izquierda había desaparecido como opción política con posibilidades reales de triunfo.
     Pero aquel mismo año un curioso personaje de habla rara obtuvo una victoria por poco margen en la ciudad que se convertiría en bastión amarillo. El nombre de este político: Andrés Manuel López Obrador. 
     A los pocos meses de su toma de posesión, Obrador iba conquistando aplausos por las políticas sociales que puso en práctica y que fueron tachadas de populistas. Mientras el Distrito Federal se consolidaba como la “Ciudad de la Esperanza”, al país no le iba mejor de mano del Presidente Fox. 
     En 2006 la situación cambió. En la contienda de ese año hubo dos grandes partidos, pero ya no era una lucha entre dos proyectos cercanos, sino la elección entre el centro-izquierda y la derecha. Se llegó a decir que el PRI iba a desaparecer...
     2012 fue el mismo cantar: la competencia real estuvo en dos partidos, pero en esta ocasión de centro-izquierda y de centro-derecha. Lo que se insinuó del PRD en 2000, luego del PRI en 2006, se decía en esta ocasión del PAN…
     Lo cierto es que las tres elecciones recientes demostraron que el imperfecto sistema democrático mexicano estaba funcionando, pues todos contaban con posibilidades reales de victoria. 
     Y es el diagnóstico anterior el que, de alguna manera, ha impulsado tanto a Manuel Espino (expresidente del PAN) como a Andrés Manuel López Obrador (expresidente del PRD y ex candidato presidencial) a fundar sus propios partidos políticos. Saben que es el momento propicio para construir opciones electorales enfocadas a los millones de descontentos. Saben, asimismo, que hay lugar para uno más en la indefinición ideológica imperante.
     Seguramente ambos institutos políticos alcanzarán el registro. Con ellos ―si le sumamos a los tres principales el PT, MC, Verde y Panal― habrá nueve. Enrique Peña Nieto debe estar feliz, porque mientras más partidos existan en el espectro electoral, tendrá mayor control de los hilos del poder y una menor oposición efectiva. Así las cosas.