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Asilo para Assange

Gubidxa Guerrero

Desde esta columna de opinión hemos venido refiriendo noticias relacionadas a WikiLeaks y a su fundador, el australiano Julian Assange. En los últimos meses de 2010 escribimos cuando este hombre anunció la adquisición, para su posterior divulgación, de cientos de miles de documentos diplomáticos oficiales del gobierno estadounidense (ya antes había realizado vergonzosas revelaciones de las guerras de Irak y Afganistán).

Lo que WikiLeaks reveló era vox populi, pero nunca, como en esos meses, el mundo había podido constatar oficialmente la descarada intromisión de las embajadas yanquis en los asuntos internos de muchos países, e inclusive, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Tal desafío no sería perdonado. Desde entonces Julian Assange se convirtió en objetivo prioritario de la administración de Barack Obama, quien no ha dejado de buscar la manera de extraditarlo a su país, en donde los especialistas esperan una condena a cadena perpetua o, si el caso lo amerita, la pena de muerte. 

Sin embargo, para que eso sea posible es preciso cubrir una serie de formalidades legales. Primeramente se presentó una demanda en Suecia, donde una antigua pareja sexual de Julian lo demandó por violación. Aunque en los medios informativos ha quedado más que claro que es una treta legaloide, la demanda procedió, y las autoridades suecas pidieron la detención y posterior extradición de Assange al país nórdico. Se esperaba que una vez allí, el gobierno norteamericano siguiera un paso similar, trasladando al personaje a Washington. 

Julian Assange fue detenido en diciembre de 2010 en Inglaterra, donde se le sometió a juicio de extradición, mismo que perdió. El fundador de WikiLeaks apeló a instancias superiores alegando un trasfondo político en su caso. Desde entonces ha batallado legalmente contra el sistema de justicia británico que lo mantiene bajo arresto domiciliario. Uno tras otro ha perdido los juicios de apelación, hasta que el pasado 14 de junio agotó todas las instancias cuando el Tribunal Supremo rechazó reabrir su caso para evitar la extradición a Suecia.

Cinco días después el Canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, anunció al mundo que Julian Asaange había solicitado asilo político al país sudamericano

Ni a Suecia, Inglaterra y Estados Unidos cayó bien la noticia. De inmediato las autoridades policíacas británicas pidieron a Julian que se apersonara a las oficinas locales londinenses. Un funcionario de la cancillería sugirió que podrían irrumpir por la fuerza en la Embajada de Ecuador en Inglaterra, lo que violaría flagrantemente la normativa internacional

Ayer jueves 16 de agosto, el gobierno del presidente Rafael Correa concedió finalmente el asilo político al fundador de WikiLeaks lo que posibilitará su llegada a nuestro continente. Para ello es necesario realizar ciertos trámites administrativos que el gobierno inglés tendrá que facilitar, pues así lo marca el Derecho Internacional. No obstante, Inglaterra negó el salvoconducto necesario para el traslado de Julian a Ecuador.

Sabemos que las grandes potencias son capaces de todo, hasta de atentar contra su vida. Ojalá que Assange, quien se ha convertido en símbolo antisistémico, salga ileso de este asunto. 


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Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 17/Ago/2012.