Gubidxa Guerrero
El Imperio Romano dominó la mayor parte del mundo conocido. La estructura político-administrativa que construyó fue asombrosa. Uno de los elementos que permitió el avasallamiento del orbe, fue la relativa independencia que gozaban sus provincias imperiales. El mando general estaba en la ciudad eterna: Roma, desde donde salían los dictados para los diferentes representantes del Estado en el resto del mundo.
Tal como una ciudad-Estado terminó conformando un imperio poderosísimo, hoy en día existe un país cuya forma aparentemente es democrática, pero cuyo fondo revela su naturaleza imperialista verdadera: Estados Unidos de América.
El coloso del norte posee el mayor ejército del mundo, con bases militares en todos los continentes y con un gasto en defensa que supera al de todas las demás naciones de la Tierra juntas. También constituye la principal economía del planeta, y su moneda e idioma son los referentes a nivel global. Pero así como grande es su poder, grandes también son sus problemas, pues la Unión Americana representa el mayor consumidor de drogas en el mundo.
Al General Porfirio Díaz se atribuye la frase: “Pobre de México, tan lejos de Dios pero tan cerca de los Estados Unidos”, reflejando en ella el papel de “patio trasero” que estábamos condenados a jugar. No obstante, a lo largo de la historia de nuestro joven país, algunos gobiernos pusieron en jaque al poderío yanqui. El mismo gobierno porfirista que, para contrarrestar la influencia norteamericana, se acercó a los europeos, o la administración del General Lázaro Cárdenas, que expropió el petróleo, aprovechando la coyuntura previa a la Segunda Guerra Mundial.
A Estados Unidos parece olvidársele que, a pesar de todo su poder y riqueza, las naciones del mundo no son provincias suyas (al menos en teoría). Ese olvido provoca que sus representantes comentan disparates declarativos como el que acaba de hacer un portavoz del Departamento de Estado del vecino país.
William Ostick, cual visitador imperial, dijo que “desde finales de 1990 México ha experimentado una gran evolución política tras setenta años de estar gobernado por un solo partido. Es un cambio profundo y al que hemos dado la bienvenida”. Asimismo, el director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson dijo que “cualquiera que salga elegido en México en gran parte tendrá que continuar la estrategia actual”.
Son dos pequeños ejemplos de la forma en que se nos mira desde el centro del poder mundial. Sería mucho mejor que en lugar de las recomendaciones o dictados que nos hace, Washington leyera el cartel que hace poco se le puso en la frontera: “No more weapons to México” (no más armas a México). De otra manera, de poco servirán sus buenas intenciones e inútiles consejos.
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Texto publicado en Enfoque Diario el jueves 23/Feb/2012