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Corea del Norte. La incertidumbre

 Gubidxa Guerrero

Toda potencia nuclear es peligrosa. Si dicho país está considerado pieza del Eje del mal por parte de Estados Unidos de América, debe ser tomado todavía más en cuenta.

Corea del Norte se cuenta entre los pocos con capacidad atómica. El líder político de ese Estado, recién fallecido, se encargó de conseguir la bomba, gracias a lo cuál pudo disuadir a las potencias occidentales de intentar una agresión similar a la que sufrieron Irak y Afganistán.

Muere Muammar Gaddafi

Gubidxa Guerrero

Después de cuarenta y dos años en el poder, el líder libio Muammar Gaddafi fue abatido en Sirte, su ciudad natal. Con ello se cierra un capítulo importante en la historia de Libia y del norte de África.

La mayoría de mandatarios del mundo celebran, especialmente los representantes de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), quienes encabezaron el bombardeo a Libia durante meses, y que, finalmente, consiguieron abatir un convoy de quince vehículos en que viajaba Gaddafi.

Cae Gaddafi

Gubidxa Guerrero

Las guerras no son de ‘buenos’ y ‘malos’. El tiempo ve transcurrir enfrentamientos entre dos o más entes políticos o sociales con intereses contrapuestos. La guerra es, generalmente, la culminación de una serie de tensiones que no admite salida negociada.

En muchas colisiones, el sentido común, la ideología o la mera simpatía nos hacen tomar partido. Le ‘vamos’ a un bando. Lo usual es que al que más ha sufrido expolios de sus gobernantes.

Libia es un caso especial. En aquél país norafricano hay una guerra interna. Rebeldes libios intentan desde hace meses derrocar a su presidente con más de cuarenta años en el poder. Muchas ciudades han caído desde entonces, e importantes zonas estratégicas por su producción petrolera también se encuentran en manos opositoras al régimen.

Paralelamente, Libia sufre ataques de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que con el pretexto de apoyar a los ciudadanos antigobiernistas han lanzado bombas al por mayor, matando no sólo a soldados del oficialismo, sino a muchos inocentes, como han denunciado organizaciones no gubernamentales. 

No pueden analizarse los acontecimientos de aquel país de forma maniquea. Es cierto que Muammar Gaddafi ha sido un líder implacable, con actitudes despóticas. Es verdad que la mayoría de su pueblo no le tiene mucha estima. Pero tampoco se puede negar que la OTAN sea una asociación de países colonialistas que está apoyando a los rebeldes por las grandes riquezas petroleras que se encuentran en Libia.

Tiene razón Gaddafi cuando afirma que Estados Unidos y países europeos que integran la OTAN sólo apetecen sus riquezas. Tienen razón estos últimos cuando dicen que en Libia reina la tiranía. Tampoco mienten los rebeldes cuando hablan de atrocidades cometidas por el régimen; como los funcionarios al decir que los insurgentes han perpetrados incontables delitos.

En aquel país mediterráneo, más que en ninguna parte, se ha puesto de manifiesto la banalización de la guerra. En todos los bandos vemos intereses mezquinos, así como personas entregadas a su causa. 

La guerra en Libia parece haber llegado a su fin, después de varios meses. Los hijos de Gaddfi han sido capturados y, tal vez, para cuando usted se encuentre leyendo esto, el mismo presidente libio haya caído en manos rebeldes o haya sido asesinado. Este episodio está cerrándose. 


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Texto publicado en Enfoque Diario el martes 23/Ago/2011.

Israel y la marihuana

Gubidxa Guerrero

Todo el presente sexenio nuestro país ha estado marcado por la lucha contra la delincuencia organizada; para ser más precisos, por el combate a los cárteles del narcotráfico. Es evidente el celo del Presidente Felipe Calderón Hinojosa para erradicar este fenómeno, con todo y que los ingresos por la venta de droga representan uno de los más importantes para nuestro país, junto con los derivados de la exportación de petróleo y las remesas de los mexicanos radicados en los Estados Unidos de América.

A pesar de la satanización de la producción y la venta de narcóticos, el negocio sigue y, guste o no, beneficia a las finanzas nacionales en términos macroeconómicos. Sin embargo, una de las razones que ha impulsado al Ejecutivo a tomar la determinación de luchar contra el narco, fue la de gozar de legitimidad internacional, especialmente de la potencia más poderosa del mundo: Estados Unidos.

Luto en Noruega

Gubidxa Guerrero

El mundo supo primero de la explosión con coche-bomba en Oslo, Noruega. De inmediato se pensó en un atentado terrorista perpetrado por fanáticos musulmanes. Hubo hasta declaraciones al respecto. Aunque al principio la cifra de muertos se creyó de seis o siete, posteriormente se divulgó la tragedia en su verdadera dimensión: el coche-bomba no fue lo peor, sino una matanza de jóvenes en la isla de Utøya que dejó más de ochenta víctimas.

Los “terroristas musulmanes” jamás aparecieron, ni se difundió comunicado alguno de cierto grupo fundamentalista, como Al Qaeda. Antes bien, fue detenido un hombre de apenas treinta y dos años que se declaró culpable, llamado Anders Behring Breivik; quien más que de confesión islámica resultó ultranacionalista y fanático islamófobo

La crisis en Japón

Gubidxa Guerrero

Cuanto más pasa el tiempo, más crece la alarma por lo que acontece en Japón, y más aumenta la angustia por quienes habitamos este planeta. Y aunque la guerra de Libia, Barack Obama en Brasil, las disputas en el PRD, y la renuncia del Embajador Pascual, sean temas destacados, el más trascendental me parece el del país del sol naciente, donde el número de muertos ya sobrepasa los ocho mil, y con todo y eso, sigue siendo considerablemente menor a que si el terremoto y posterior tsunami hubieran sucedido en otra parte.

Las pérdidas son multimillonarias. Pero ahora el temor no lo provocan las imágenes del maremoto, de las aguas atravesando ciudades enteras; sino el peligro latente de la radiación que podría afectar a un gran sector de la población.

Convulsión en Oriente Medio

Gubidxa Guerrero

Las escenas lo dicen todo: millones de ciudadanos árabes han salido a las calles para exigir las renuncias de sus gobernantes. Pese a los toques de queda y a la represión policiaca brutal, los jóvenes tunecinos, argelinos y egipcios han marchado y organizado más protestas.

En Túnez se originó todo. La chispa la encendió la inmolación del joven Mohamed Bouazizi, quien después de terminar sus estudios universitarios --y al no encontrar empleo-- decidió vender hortalizas. Fue detenido y su vehículo requisado. Ante la cancelación de sus oportunidades decidió protestar de una manera inusual: se prendió fuego. Esto desencadenó una serie de manifestaciones que consiguieron derribar al Presidente de aquel país, Ben Alí.

Le han seguido los egipcios, país con la mayor población de origen árabe en el mundo (80 millones), que vive sumido en un régimen dictatorial que ya lleva casi 30 años. Hosni Mubarak es el mandatario que los manifestantes desean derribar. El mismo que es apoyado por los Estados Unidos de América e Israel; aquel que se convirtió en cómplice de la masacre contra los palestinos hace apenas tres años, cuando el ejército sionista asesinó a más de 1400 personas, de los cuales 400 eran niños. El dictador que hasta hace pocas horas era respaldado por las principales potencias del orbe.

El martes salieron a las calles egipcias dos millones de personas, y se esperan pronto la renuncia del Presidente. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué repercusiones tendrán estos hechos para el mundo? Primeramente, cabe decir que este proceso no está concluido, pero lo que ya aconteció significa un capítulo importantísimo en la historia de los Estados árabes; ya que por vez primera, musulmanes y cristianos salen a las calles para exigir reformas democráticas profundas, más libertades para el común de la población, empleo. En fin, nada distinto a lo que se podría reclamar en un país como el nuestro.

Hay quienes comparan los hechos de estos días con las movilizaciones en el campo socialista a fines de los años ochenta, con la salvedad de que los grandes ganadores en aquellos tiempos fueron los norteamericanos, y aquí parece que será a la inversa, pues los yanquis resultarán los grandes perjudicados. Cada vez se achica más su esfera de influencia.

La última palabra no está dicha. Pueden presentarse varios escenarios; desde la permanencia de Mubarak, hasta un efecto dominó por varios países de la región. De cualquier forma, el clamor popular resopla ya como viento libertario y se convierte en una bocanada de aire fresco para otras naciones subdesarrolladas.

Las imágenes de los noticiarios deben constituir una clara señal de alarma para muchos gobiernos. ¡Volteen a sus ciudadanos!, ¡Atiendan sus demandas! 


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Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 28/Feb/2011.