Gubidxa Guerrero
Nada es estático en la historia universal. Las fronteras cambian, los gobiernos caen, los sistemas políticos se modifican. Cada generación suele pensar que su tiempo es el pináculo de la humanidad.
Quienes vieron triunfar a la revolución soviética, y propagarse --por las arengas y las armas-- al marxismo-leninismo, pensaron que una nueva era permearía todo y que el mundo estaba destinado a consistir en una gran nación, con una sola idea, una misma voluntad y sin clases sociales.