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Habló el Obispo Emérito

Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el viernes 07/Mar/2014]

Arturo Lona Reyes es un personaje respetado. Siendo Obispo en funciones de la diócesis de Tehuantepec siempre supo alzar la voz para denunciar los abusos que se cometían en contra de las poblaciones istmeñas.

En su momento apoyó la lucha campesina de la COCEI. Cobijó a sus líderes y defendió decididamente las razones de quienes en Juchitán de Zaragoza habían echado al PRI del poder local. Eso le valió algunos llamados de atención de sus superiores, quienes no dejaban de considerar imprudente pronunciarse en temas políticos.

Como Obispo Emérito ha sabido guardar el respeto a la investidura de las nuevas autoridades eclesiásticas. Vive, por tanto, retirado de los reflectores, mas no por ello, indiferente a los problemas sociales y espirituales de la grey.

Resulta importantísimo que una persona con su prestigio se pronuncie acerca del problema en la agencia municipal juchiteca Álvaro Obregón, donde una parte importante del pueblo ha dicho que no desea más intromisiones de los partidos políticos; donde, además, se reportaron hechos de violencia, luego de que las autoridades de Juchitán se empecinaran en realizar una elección donde no existían condiciones para ello.  

Reproduzco su mensaje dirigido al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y a las principales autoridades políticas de los Estados Unidos Mexicanos:

“El Centro de Derechos Humanos “Tepeyac” del Istmo, A.C. y este servidor , nos dirigimos a ustedes de la manera más atenta para externar nuestra más profunda preocupación, ante las reiteradas y recientes agresiones realizadas contra la comunidad indígena zapoteca de Álvaro Obregón perteneciente al municipio de Juchitán de Zaragoza en el estado de Oaxaca, México.
“Ante las alarmantes noticias de violencia que se han generado en esa población y ante las reiteradas acusaciones de los comuneros de no ser atendidas sus demandas planteadas desde hace tiempo ante las instancias correspondientes y de sentirse agredidos al no reconocerles la elección de sus legítimas autoridades, llevadas a cabo por usos y costumbres el día 8 de diciembre del 2013, avaladas por los artículos 18, 33 y 34 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los pueblos indígenas, manifestamos nuestra preocupación e interés de que sean atendidas de manera inmediata y eficaz las demandas de los comuneros de Alvaro Obregón que facilite de nuevo el buen entendimiento y la paz entre los habitantes de esta comunidad.
“El Centro Diocesano de Derechos Humanos Tepeyac, de ninguna manera estamos con la violencia, porque la violencia engendra violencia. Estamos luchando por la paz, fruto de la justicia y el amor entre los pueblos. Ponderamos el pensamiento del Lic. Benito Juárez “El respeto al derecho ajeno, es la paz” Es por lo anterior que, con suma preocupación expresamos a ustedes nuestro más enérgico rechazo a las acciones de violencia cometidas contra la población indígena zapoteca de Álvaro Obregón que se organiza para la reconstitución comunitaria y para recuperar su sistema normativo indígena, ante lo cual, les instamos de manera respetuosa a:
“1.- Garantizar la seguridad e integridad física del Cabildo Comunitario y de la población de Álvaro Obregón, para el pleno disfrute de sus derechos, en el proceso de reconstrucción comunitaria y la defensa legítima de su derecho al Territorio.
“2.- Respetar el ejercicio del derecho del pueblo indígena Álvaro Obregón a determinar sus estructuras y a elegir la composición de sus instituciones de conformidad con sus propios procedimientos, a partir del reconocimiento del Cabildo Comunitario elegido en Asamblea General Comunitaria el pasado 8 de diciembre de 2013.
“3.- Activar el Mecanismo Nacional de Protección a personas defensoras de derechos humanos y periodistas con el objetivo de garantizar la seguridad de las y los defensores de derechos humanos integrantes de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio.
“4.- Reactivar las medidas de protección en favor de las personas integrantes de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio, cuya responsabilidad de implementación recae sobre el Gobierno del Estado de Oaxaca dentro de los expediente DDHPO/CA/004/RIJ(10)/OAX/2011 y DDHPO/070/RIJ/(10)/OAX/2012 de la Defensoría de Derechos Humanos el Pueblo de Oaxaca.
“5.- Realizar una investigación imparcial, expedita y apegada a los más altos estándares internacionales de derechos humanos, para sancionar de manera ejemplar a los responsables de las agresiones cometidas contra la población de Álvaro Obregón, Mpio. de Juchitán, Oaxaca, el pasado domingo 2 de marzo de 2014, y evitar así su repetición”.

Esperemos que la voz del Obispo emérito, Arturo Lona Reyes, sea atendida, ya que tal parece que los gritos del pueblo llano quieren ser acallados con la provocación y la violencia. 

Álvaro Obregón y la incongruencia de la izquierda juchiteca

Gubidxa Guerrero

Hace poco menos de cuatro décadas muchos estudiantes y campesinos juchitecos se unieron en torno al problema agrario. Dieron pequeñas batallas en cuestión de derechos laborales y del comisariado de bienes comunales. Posteriormente decidieron luchar por alcanzar el poder político, cosa nada sencilla en un escenario gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Ese movimiento fue rápidamente descalificado. “Mariguanos”, “minoría violenta”, “desestabilizadores”, “vándalos” fueron adjetivos con que los llamó el gobierno de entonces. Algunos medios informativos hicieron eco de la versión oficial, sumándose a esta campaña de satanización que dio como resultado una represión todavía recordada. 

Del mal ejemplo

Bloqueo en La Blanca, Santo Domingo Ingenio
Gubidxa Guerrero 

[Texto publicado en Enfoque Diario, el martes 04/Mar/2014]

Juchitán sigue siendo una población importante. Si bien, comercialmente fue desplazada por Salina Cruz, políticamente hablando continúa siendo la más notoria de la geografía istmeña. 

Tal cosa no es, para nada, motivo de orgullo. Menos todavía, desde que el ejercicio de la función pública se volvió tan vergonzoso. Los vicios de los centros de poder suelen ser imitados por las comunidades aledañas…

Así pasó con los bloqueos carreteros que la otrora grande COCEI. Lo que inició como un método desesperado ante la cerrazón oficial, se convirtió en un mal hábito que terminó por desquiciar a los ciudadanos por quienes supuestamente luchaba la coalición.

Y no hay mejor ejemplo de lo anterior que el caso de los bloqueos en La Ventosa, agencia municipal de Juchitán. Ante el conflicto postelectoral en dicho lugar, los perdedores optaron por cerrar la carretera para exigir la invalidación de la elección. La contraparte no se quedó de brazos cruzados y también bloqueó el camino para emplazar a que se reconociera su victoria. Habrase visto. Dos grupos exigiendo cosas diametralmente opuestas mediante el mismo método: el bloqueo carretero. ¿Cómo no condenar esta forma de lucha que afecta directamente al pueblo y que se ha vuelto una burla?
Lo más grave no fueron estos bloqueos, sino que pobladores de comunidades vecinas optaron por repetir la fórmula en sus propias demarcaciones. Tal fue el caso de los habitantes de La Blanca, agencia municipal de Santo Domingo Ingenio, que se inconformaron por la derrota de sus candidatos, a manos de un “campesino sin estudios”, como descalificaron a un candidato.
Así lo hicieron saber la noche del domingo, entre la desesperación de quienes trataban de llegar a su destino. La tarde-noche del 2 de marzo se realizó una contienda electoral entre Gabriel García Antonio, candidato de la planilla Verde; Melquiades Núñez Benítez, abanderado de la planilla Azul; y Miguel de Jesús Vásquez, aspirante por la planilla Amarilla, quien resultó finalmente vencedor, derrotando a los dos favoritos, pertenecientes a los grupos que tradicionalmente gobiernan el pueblo.

 Ante los resultados, los militantes de los dos abanderados perdedores, algunos con aliento alcohólico, optaron por hacer lo que vieron en el pueblo vecino de La Ventosa: bloquear.

No tengo la menor duda de que la actitud de los pobladores de La Blanca, fue consecuencia directa de la indolencia de las autoridades para resolver el conflicto en La Ventosa. 

El mal ejemplo cunde ante la mirada inepta de las autoridades. Nadie se sorprenda cuando un grupo de personas decida hacerse justicia por mano propia desalojando a quienes violan sus derechos. Ni quienes bloquean ni los afectados tendrán la culpa, sino el gobierno incapaz de hacer bien su trabajo, dejando que el problema crezca.