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Si la Profeco viniera al Istmo…

Gubidxa Guerrero
 
[Texto publicado en Enfoque Diario el martes 06/Ago/2013]

Quien iba a pensar que una de las más importantes cadenas de comida rápida (o “comida chatarra”, como mejor habría de llamarle) sería sancionada en el país del nopasanada.
     McDonalds es el símbolo mismo del capitalismo norteamericano. Allá donde una nación se considera “libre” (como cuando se derrumbó la URSS) se abre una de estas tiendas tan publicitadas.
     Sin embargo, las críticas a estas sucursales son variopintas. Van desde salarios raquíticos, explotación al por mayor (sobre todo de jóvenes estudiantes), mala calidad de los ingredientes, hasta un uso exagerado de grasas.
     ¿Recuerden a la Lady Profeco? Andrea Benítez González, la hija del ex titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que causó tremendo escándalo al mover sus influencias para que se clausurara un restaurante de reconocido prestigio. Ella, indirectamente provocó la remoción de su padre y, por qué no decirlo, la oxigenación de la dependencia.
     Ahora la Profeco parece tomarse en serio el papel que siempre debió tener: el de garante de los derechos del consumidor, como el estar bien informado acerca de los productos que se mercan.
     En ese contexto se da la sanción a la cadena McDonalds, pues debido a que engañaba a sus clientes ―prometiendo cuatro rebanadas de melón en la cajita feliz, cuando en realidad entregaban una― se hizo merecedora de una multa de 680 mil pesos.
     Y como suele suceder cuando una institución hace bien su trabajo, surgieron las sospechas. Algunas voces afirman que la Profeco sólo pretende borrar la bochornosa situación de la Lady Profeco para recuperar la credibilidad que alguna vez tuvo.
     Lo cierto es que esta Procuraduría siempre había tenido un nivel aceptable de confianza, que, en efecto, se esfumó con la actuación de la hija de su titular.
     Ojalá las vergüenzas públicas obligaran a que las dependencias trabajaran con ahínco. Ojalá la senadora perredista que protagonizó un reclamo público en un aeropuerto de Quintana Roo se llenara de ánimo y se esforzara como nunca.
     Sin embargo, no todo lo que brilla es oro… ¿Cuántas quejas no hemos presentado en el Istmo de Tehuantepec en contra de malos servicios? ¿Y a nosotros quién nos atiende?
     Apenas hace algunas semanas, decenas de personas presentaron una queja en contra del Telcel por el pésimo servicio en la ciudad de Juchitán. Encabezó esta medida la Dirección de Turismo, y parece que el trámite sigue su curso…
     En otros países suele multarse con cifras altas una negligencia como la que se vive en la ciudad de las flores, pero aquí parece que se toman su tiempo. ¿Y el servicio de taxis? ¿Y el del transporte público como los Istmeños? Sería el cuento de nunca acabar.