Páginas

La guerra de los refrescos

Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 04/Oct/2013]

México es el país con más obesidad en el mundo. México, también, es el país que más consume bebidas gaseosas azucaradas. Si no vemos relación en los datos anteriores, estamos ciegos. Las refresqueras son empresas con ganancias multimillonarias, libres de impuestos…

Quien acuda a una tienda de autoservicio podrá leer en su nota de compra la cantidad destinada a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Muchísimos productos de uso cotidiano, como champús o desodorantes, están gravados con el 16% del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Todos los mexicanos pagamos impuestos, directa o indirectamente. No obstante, quien vaya al mercado a comprar verduras, frutas o frijoles no pagará un solo centavo por estos bienes de primera necesidad.

¿Podríamos equiparar un kilo de arroz a un refresco embotellado? El primero nutre, alimenta; el segundo aporta altas cantidades de azúcar, que el cuerpo transforma en grasa. No ayuda ni es necesario. Es, pues, un producto superfluo. Sin embargo, por el arroz o una Pepsi enlatada nadie paga impuestos. Como si se trataran de lo mismo.

Si las bebidas gaseosas no fueran tan nocivas, nada malo habría en que siguieran libres de gravamen. Pero el hecho de ser parte importante en el alto índice de enfermedades relacionadas con el sobrepeso, como la diabetes, hace necesario --y urgente-- desalentar su consumo.

El impuesto a los refrescos no busca perjudicar al consumidor, sino disminuir su compra; tal como ha sucedido con el tabaco. Los ingresos bien pueden ser utilizados en la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Pero no será sencillo que el gobierno logre su propósito. La industria refresquera es muy poderosa y tratará por todos los medios de impedir este gravamen. Ya se supo que Televisa, TvAzteca y Milenio Televisión se negaron a transmitir un spot pagado, porque afectaba intereses de los grandes consorcios como Coca-Cola Company.  

Se avecina una lucha en los grandes medios de comunicación por impedir, o lograr, que se desaliente el uso de los refrescos. ¿Quién ganará?