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Voto por voto en el Istmo, o hacia la democracia plena


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 15/Jul/2013] 

Las elecciones quedaron atrás. El 7 de julio decenas de miles de istmeños hablaron mediante las urnas. No obstante, casi la mitad de los ciudadanos registrados guardó silencio, dejando en otros su derecho de elegir a sus representantes.
     Una vez terminadas las campañas políticas, que es cuando los dirigentes de todos los partidos ruegan por votos, éstos vuelven a su actitud prepotente despreciando al ciudadano común al que apenas decían defender.
     El sábado me dirigía a San Francisco Ixhuatán. Viajaba desde Juchitán por la Carretera Panamericana, cuando me topé con un bloqueo de priístas de San Dionisio del Mar, quienes exigían la anulación de los comicios en su municipio, pues, alegan, fueron vencidos por una pequeña diferencia de 17 sufragios, gracias a la quema de una casilla que, afirman, les favorecería.
     En Juchitán, el equipo de campaña de Héctor Matus Martínez, candidato del PRI a la alcaldía, ha desconocido los resultados. Éstos también argumentan graves irregularidades en la pasada elección, que favoreció oficialmente a Saúl Vicente Vázquez, abanderado de la denominada COCEI. Ponen el ejemplo de Álvaro Obregón, agencia municipal juchiteca donde el IEEPCO había anunciado que no instalaría las casillas, que finalmente fueron instaladas a miles de metros del lugar señalado, y donde la alianza PRD-PAN-PT obtuvo una sospechosa ventaja de más del 90 por ciento. 
     En Tehuantepec sucedió otro tanto, pues la militancia perredista cuestionó la elección que favoreció al priísta Dónovan Rito. Y así podríamos enumerar varios casos en todo el Istmo. Lo cierto es que, independientemente de los resultados, todos los partidos políticos incurrieron en irregularidades que por sí mismas son causales de nulidad. La compra de votos, el rebase de los topes para gastos de campaña, la coacción y el acarreo, son apenas los métodos más visibles para incidir en los resultados.
     Mientras la sociedad no encuentre una alternativa más eficaz para renovar a sus autoridades, las elecciones seguirán siendo el único modo válido en las principales poblaciones istmeñas. 
     Hay localidades que comienzan a ensayar otras formas democráticas. Álvaro Obregón, precisamente, está buscando instaurar un sistema asambleísta en su comunidad, con la figura del Consejo de Ancianos que llegó a existir en algún momento de la historia en las poblaciones zapotecas de la planicie costera. Si lo lograrán o no, es un misterio, ya que hay muchos intereses poderosos detrás de los partidos políticos, que difícilmente permitirán que los pueblos gocen de una democracia auténtica.