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No es lo mismo justicia que favoritismo

Cuando la justicia no es pareja se llama favoritismo.
Foto.- La Jornada
Gubidxa Guerrero

Me encantaría conocer la opinión de algunos encumbrados políticos juchitecos, de todos los colores, acerca de los operativos que el Gobierno del Estado está implementando para recuperar “sus propiedades”. Ellos que han violado impunemente las leyes, que han despojado por la fuerza o con el engaño a muchas familias humildes, consiguieron que el ilustre mandatario “del cambio”, Gabino Cué Monteagudo, se comportara como un guardia privado. Estamos en un Estado fallido, donde sólo si perteneces a la mafia política te garantizan tus derechos, aunque tú hayas violando los de decenas de miles durante muchos años...
     
Me dijeron: todo es culpa de la COCEI. Y miren que he sido un feroz crítico de esa “organización”. Pero no. No todo es culpa de la seudoizquierda. Hace más de 40 años, cuando otra élite político-social mandaba en Juchitán, también había robos y abusos. El PRI no gobernó mejor. Y en su momento fue respaldado por familias acomodadas que hoy exigen que intervenga el Ejército. Nuestra tierra debe buscar un nuevo equilibrio, donde todos los sectores participen y a todos se haga justicia. Pese a la COCEI, pese al PRI...

Para que un Gobierno goce de la confianza de los ciudadanos debe ser parejo. Preocupa mucho que el Gobernador envíe la fuerza pública sólo cuando se violen los derechos de un pequeño sector (entiéndase: dirigentes de todos los partidos y familias pudientes), mientras permanece indiferente cuando por décadas se ha vapuleado al pueblo. La justicia debe ser equitativa, si no, no es justicia, es favoritismo. Y también de eso estamos cansados.
     
Los liderazgos basados en el chantaje están siendo rebasados. Cientos de personas ya no reconocen la voz de mando de los operadores tradicionales del PRI y de la COCEI. Siempre hubo invasiones, pero quienes las practicaban eran personas cercanas al actual mandatario estatal. Por ello, cuando campesinos y mujeres humildes fueron despojados, la autoridad guardó un silencio cómplice. De nuevo hay invasiones, pero como ahora es a la clase política a quienes afecta, se clama por frenarlas utilizando la fuerza.
     
Todos deseamos hacer algo. Por desgracia poca gente goza de la credibilidad y estatura moral necesarias. Sin mencionar la indiferencia de muchos... Por eso ganan los de siempre. Me quedé esperando a quien encabezara nuestra resurrección. Nunca llegó. 
     
Ahora, la sociedad apartidista tendrá que ir asumiendo su responsabilidad histórica, haciendo a un lado a los personajes desgastados que suficiente tiempo tuvieron para saquear y destruir nuestro tejido social. 


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Texto publicado en Enfoque Diario el lunes 6/May/2013; y en Punto Crítico NOTICIAS, Voz e Imagen de Oaxaca el martes 7/May/2013.