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Artículo: Sobre la necesidad de dar realce a nuestras fiestas


Gubidxa Guerrero


Juchitán está a punto de entrar a su período festivo más importante en todo el año. Desde abril comenzaron las afamadas Velas, y en lo que va del mes se han realizado algunas más.
     
Después de la Calenda del domingo 19 de mayo, en que miles de personas caminarán de madrugada por las calles del pueblo, darán comienzo las fiestas casi ininterrumpidamente durante toda la semana. Los niños y jóvenes no irán a la escuela, pues habrá suspensión de clases.
     
Se espera la llegada de cientos de visitantes, entre familiares de quienes organizan estas grandes pachangas, y turistas atraídos por la fama bien ganada de las Velas zapotecas. 
     
Ayer conversaba con Bernardino Aquino Valdivieso y Eugenia Santiago Pineda, su esposa. Ambos son Mayordomos de la Grandiosa Vela San Vicente Gola, Lado Sur. Me contaban acerca de todos los deberes que han tenido que cumplir por haber sido distinguidos con la mayordomía, que es uno de los más grandes honores que puede tener una familia juchiteca. 
     
Entre otras cosas, platicamos acerca de la falta de espacios reservados para realizar las grandes Velas. Decíamos que mientras muchas ciudades del país desearían tener tradiciones tan emblemáticas y coloridas, nuestras autoridades parecen no valorar las que tenemos.
     
Y efectivamente, hay ciudades como Oaxaca o Guanajuato, cuyas autoridades han tenido que inventar fiestas para atraer al turismo, lo que genera importante derrama económica. Mientras que el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez y el Gobierno del Estado gastan millones de pesos en crear actividades complementarias a la Guelaguetza, como la Feria del Mezcal, Donají La Leyenda, Noche Zapoteca, etc., etc., aquí no apoyamos las fiestas que tenemos.
     
No basta con promover nuestras costumbres. Es necesario apoyarlas sustancialmente. Pongo un ejemplo: cuando la Guelaguetza se instituyó, comenzó a realizarse modestamente en el Cerro del Fortín. Al principio no había gradas ni pista de baile. El lugar se acondicionaba cada que se aproximaba la festividad. Pero después de algunas décadas las autoridades vieron que esa actividad conmemorativa podría ser un atractivo para miles de personas y que podría dar fama mundial a la ciudad. Por tanto, se construyó el Auditorio Guelaguetza, que no solamente se utiliza en las fiestas de los Lunes del Cerro, sino en magnos eventos y/o conciertos.
     
En Juchitán, en cambio, las Sociedades de las Velas no tienen un espacio adecuado donde realizar éstas. Cada año los asistentes se preguntan en dónde se llevará a cabo tal o cual Vela. Lo menos que se merece la ciudad de Juchitán es que sus autoridades se preocupen en dotar de un espacio digno, amplio e higiénico, a las grandes fiestas que se llevan a cabo cada año en honor a un Santo, a un oficio, a la Santa Cruz o a un sector de la población.
     
Si por lo menos existieran dos lugares (recordemos que suele haber más de una Vela la misma noche) para realizar las grandes celebraciones zapotecas, éstas podrían organizarse mejor, y los asistentes sabrían exactamente dónde acudir.
     
Ojalá las autoridades municipales asuman su responsabilidad. Recordemos que gracias a las Velas llegan miles de personas anualmente, que dejan una derrama económica importante. Que no sean únicamente las cerveceras las que ganen, sino el pueblo en su conjunto.

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Texto publicado en Enfoque Diario el sábado 18/May/2013.