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Domingo de Ramos en Juchitán

Fotografía.- Alberto López Morales.

Gubidxa Guerrero

Desde hace varias semanas la gente limpia sepulturas en mi pueblo. Hoy es Domingo de Ramos y decenas de miles de personas nos congregaremos por la noche en uno de los panteones más bellos de México. 

Muchos se admiran de Mixquic (en la Delegación Tláhuac del Distrito Federal) y Pátzcuaro (pueblo purépecha de Michoacán) porque no conocen la celebración del Domingo de Ramos en Guidxiguié’, ni las demás festividades que realizan las poblaciones hermanas.    

Quien acuda hoy por la tarde-noche al cementerio más grande del Istmo se llevará varias sorpresas: primeramente, encontrará un mar de gente, como difícilmente habrá en otro momento. También podrá adquirir toda clase de productos, especialmente los famosos tamales de iguana con huevo. Si lo prefiere, podrá admirar la arquitectura del sitio, donde en lugar de simples lápidas, se yerguen magníficas sepulturas que semejan un pueblo habitado. Igualmente podrá encontrar regocijo, pues además de los niños corriendo en los techos de las tumbas, arrojándose huevos de harina y confeti, tendrá oportunidad de departir con los amigos.
   
El panteón Domingo de Ramos estará lleno de música y color. El llanto se combinará con la alegría de estar visitando a los seres queridos que murieron ya. Las guitarras, las melodías en zapoteco, todo hablará por los difuntos. Las regañadas (buñuelos istmeños), el curado, la estorreja, los dulces típicos, como el de coco, serán la delicia de chicos y grandes. 
   
A diferencia de costumbres de otros lares, en Juchitán se visita a los difuntos en Domingo de Ramos, y se les recibe en Día de Muertos. Es decir, en Semana Santa los vivos vamos al cementerio, y en Todosantos los fallecidos llegan a nuestros hogares.
   
Por eso en octubre y noviembre no adornamos los panteones, sino la casa. En cambio en Domingo de Ramos (y Miércoles Santo o Lunes Santo, para quienes tienen difuntos en esos panteones-capillas) las tumbas lucen vistosas.
   
La Cuaresma, especialmente la Semana Mayor, es un período de duelo, pero también de celebración. Démonos la oportunidad de visitar las distintas poblaciones para conocer las tradiciones concernientes a estas fechas en la Nación Zapoteca.


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Texto publicado en Enfoque Diario el domingo 29/Mar/2015.