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Un zanate azul


Gubidxa Guerrero

[Texto publicado en Enfoque Diario, el domingo 17/Mar/2013]

Para Dionisio Hernández Ramos, poeta zoque originario de Zanatepec. Mi padrino.

“Mira aquel pájaro negro”, le dijo la señora al niño. “Parece un cuervo”, agregó un señor. “Se llaman zanates”, completó alguien más.
     A la señora Federica, recién llegada de Sonora, le había impresionado el tamaño del pájaro con potente trinar. Por eso quería que su hijo Jaime lo viera y escuchara.
     En eso se acercó un señor moreno, curtido por el fuerte sol, que dirigiéndose al niño le preguntó: “¿De qué color ves al ave? Dime, ¿de qué tonalidad? Míralo con detenimiento…”.
     El chamaco se quedó viendo fijamente al pájaro que seguía trinando fuertemente, alzando el pico y esponjándose de vez en cuando.
     “¡Es azul!”, gritó Jaime. “Mamá, papá, ¡no es un pájaro negro, sino azul!”. Entonces el señor que había formulado la pregunta se sonrió, pues el pequeño había logrado percibir el verdadero matiz del ave. 
     “Muchas personas piensan que todos los zanates son negros, pero están equivocados. Existen pájaros de esta especie de una coloración azul, que no deja lugar a dudas. Es que, ¿saben?, entre estos animales, así como entre los seres humanos, existen sus diferencias. No se trata de las desigualdades que tenemos nosotros, entre quienes tienen y quienes nada poseen. Más bien es una distinción que se da de acuerdo al lugar que se ocupara en vida.
     En mi pueblo, Zanatepec, se respeta y venera a estas aves, que fueron las responsables de llevar el maíz a nuestros ancestros, pues un zanate lo robó un grano a un dios juguetón para que pudiéramos alimentarnos. También tuvimos un rey llamado Gululush, que fue soberano de todos los zoques hace incontables generaciones, quien nos hizo ver que nuestro destino está ligado al de estos pájaros, de tal manera que donde quiera que estemos debemos mirarlos con aprecio.
     Por ello sé bien que no todos los zanates son iguales. Porque los zoques de mi pueblo reencarnamos en ellos, de tal manera que dependiendo del empeño que hayamos puesto en vida, será la manera en que resurgiremos. Las personas que pasaron los años con relativa indiferencia, no se distinguen del resto. Pero quienes se esforzaron en servir al pueblo y en hacerlo grande, renacen como hermosos zanates azules, que por su forma, color y tamaño, sobresalen de todos los demás.
     El pájaro que escuchan trinar, seguramente fue un gran señor del pueblo. Tal vez sea Gululush reencarnado en ave…”