Gubidxa Guerrero
La Iglesia Católica fue determinante. España dice: “Estados Unidos tendrá que tomar nota”. Como un gesto inédito fue catalogado por la prensa internacional el acuerdo de excarcelación para medio centenar de presos políticos cubanos, entre el arzobispado, la cancillería española, y el gobierno de la isla.
Arrancando el nuevo siglo, la República de Cuba se vio sacudida por actos de terrorismo. Varias embarcaciones y algunas aeronaves fueron secuestradas. Asimismo se vivieron varios actos de sabotaje en hoteles y centros turísticos. Esto, aunado al bloqueo económico estadounidense, obligó al gobierno de Fidel Castro a poner un alto con métodos radicales.
Primeramente, se decretaron sentencias de pena de muerte contra algunos secuestradores. Esto detuvo en seco todo nuevo intento. También se vivió un clima de persecución contra organizaciones que se decían promotoras de la democracia y los derechos humanos en el país. Hubo setenta y cinco detenidos como resultado de este proceso que tuvo lugar durante en 2003 (de los cuales una veintena han salido libres, principalmente por razones de salud).
Las críticas internacionales no se hicieron esperar. La Unión Europea, al inicio amenazó con sanciones y posteriormente aplicó varias medidas que afectaban sus relaciones comerciales y políticas con la isla. Pero Cuba, que siempre ha mantenido una posición inflexible en lo concerniente a su política interior, se mantuvo inamovible.
Amnistía Internacional ha pedido desde entonces la liberación de estos presos, considerados por dicha organización como “prisioneros de conciencia”. Las autoridades cubanas argumentaban, para no liberarlos, que ponían en riesgo la seguridad nacional y que eran financiados y promovidos desde el exterior, especialmente desde los Estados Unidos, con quien la isla mantiene un conflicto desde el triunfo de la Revolución Cubana hace ya más de cincuenta años.
Sin embargo, desde que el liderazgo fue asumido por Rául Castro, hermano de Fidel, todo en Cuba parece tomar otra dinámica. Aunque el socialismo permanece como dogma oficial, Raúl ha permitido ciertas libertades de tipo consumista; igualmente ha impulsado una mejor relación con sectores antes marginados y hasta perseguidos, como es el caso de la comunidad lésbico-gay.
Muchos creen que este acuerdo logrado entre el Cardenal Jaime Ortega y los cancilleres Bruno Rodríguez y Miguel Ángel Moratinos, de Cuba y España respectivamente, puede ser el comienzo de una nueva relación entre la isla y la comunidad internacional. Por lo pronto, Moratinos ha declarado que la Unión Europea ya no tiene razón alguna para mantener “la posición común” contra el régimen cubano; que “Estados Unidos también tendrá que tomar nota”; y que “se abre una nueva etapa para Cuba”.
Y en relación a esta nota, Guillermo Fariñas, disidente cubano en huelga de hambre desde hace 153 días, declaró terminada dicha protesta al conocer el acuerdo de excarcelación de sus compañeros.
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Texto publicado en Enfoque Diario el viernes 09/Jul/2010.